viernes, 5 de diciembre de 2008

RINCÓN LITERARIO: EL NIÑO DEL PIJAMA DE RAYAS.


EL NIÑO DEL PIJAMA DE RAYAS

Había una vez, una familia que vivía en una ciudad, el padre era un coronel del ejercito Nazi, que lo ascendieron y lo destinaron a que dirigiese un campo de concentración de judíos.
Él se llevó a su familia a vivir a una casa que estaba al lado del campo de concentración. El hijo menor, Bruno, creía que el campo de concentración era una granja y las personas que estaban trabajando eran granjeros, y que estaban todo el día en pijama, pero en realidad era un uniforme de presos.
Bruno un día salió a explorar el bosque que separaba su casa del campo de concentración. Mientras jugaba a explorar vio a un niño con el pelo rapado, sin dientes, con un pijama de rayas y estaba muy sucio.
Comenzaron a hablar y poco a poco se fueron haciendo amigos, Bruno iba todos los días, lo visitaba y le llevaba algo de comida. Un día, su madre, le preguntó que donde había estado, porque esa tarde no había estado jugando en su columpio. El niño le respondió, que había salido a explorar y su madre le dijo que no se acercara a la granja.
El niño desobedeció a su madre y siguió visitando a su amigo sin saber que era un campo de concentración donde mataban a los judíos.
La madre y la abuela del niño no estaban de acuerdo con que mataran a los judíos por ese motivo la madre y el padre tuvieron una fuerte discusión. A raíz de esto la madre cogió una gran depresión y se quería marchar de allí, para volver a la ciudad.
Los padres del niño estuvieron conversando y llegaron a un acuerdo, que consistía en que la madre y los niños volverían a la ciudad. Un día Bruno bajó a su cocina y se encontró a su amigo, el del pijama de rayas.
Bruno le preguntó que qué hacia allí y el niño le contestó que necesitaban a alguien con las manos pequeñas para limpiar las copas. Encima de la mesa había dulces y Bruno le preguntó que si quería uno, el niño hambriento, le respondió que si. Cuando el niño se estaba comiendo el dulce, le sorprendió un sargento, ayudante de su padre, que comenzó a gritarle que quién le había dado permiso para comer, el niño asustado le dijo que se lo había dado su amigo.
El sargento le preguntó a Bruno que si eso era cierto y él le contestó que no. Entonces el sargento se llevó al niño del pijama y le pegó una enorme paliza. Bruno estuvo yendo al campo de concentración unos dias, pero el niño del pijama de rayas no estaba allí.
Bruno estaba empezando a perder la esperanza de ver a su amigo, pero al tercer día, el niño apareció allí. Tenía toda la cara herida, pero pese a todo el niño del pijama perdonó a su único amigo, Bruno, por lo que había hecho y le pidió ayuda porque su padre había desaparecido en el campo de concentración.
Entonces, se hicieron una promesa de ayudarse mutuamente y esto consistía en que Bruno debía entrar en el campo, vestido con el uniforme de preso y que le llevara algo de comida.
El mismo día que se debía marchar Bruno para la ciudad, con su madre y su hermana, pero Bruno preparó un bocadillo y una pala para cavar un agujero. Se escapó por la ventana del trastero, se le cayó el bocadillo sin darse cuenta, pero siguió el camino hasta llegar al campo con su amigo.
Se puso el traje de preso, y corrieron a buscar a su padre, pero no estaba por allí. Un poco más tarde, los soldados llamaron a todos los presos, le dijeron que se desnudaran para darse una ducha, entonces, los metieron a todos en una cámara de gas muy oscura y sucia y a los niños se los llevaron pos delante.
Seguidamente soltaron el gas y murieron todos los que estaban dentro. La familia de Bruno, no lo encontraba por ninguna parte y se dio cuenta de que el niño había vuelto a irse al campo de concentración. Ya que vieron la ventana del trastero abierta y el bocadillo en el suelo. Entonces, todos corrieron hacia el campo de concentración a buscar a Bruno. El padre ordenó que detuviesen la ejecución de matar a los judíos porque temían que su hijo estuviese dentro de la cámara de gas y así fue, pero ya era demasiado tarde para remediarlo.

Ángela, Mª Carmen, Lucía y Marta. 3ºC.

No hay comentarios: