LA LUNA ESTÁ TRISTE
La noche anterior, una noche fría y lluviosa de invierno
me asomé a la ventana y vi que la luna estaba muy triste.
Las estrellitas intentaban animarla, pero ella no quería jugar.
Así que, le pregunté:
La noche anterior, una noche fría y lluviosa de invierno
me asomé a la ventana y vi que la luna estaba muy triste.
Las estrellitas intentaban animarla, pero ella no quería jugar.
Así que, le pregunté:
- Luna, ¿por qué estás tan triste? ¿Qué te pasa?
- Porque hoy no he visto a mi novio Sol – Respondió ella.
- Y ¿Por qué? – le dije yo.
- Porque las nubes y el agua no lo han dejado salir
a jugar conmigo – Contestó muy apenada.
- No te preocupes, duerme tranquila, seguro que mañana en
cuanto pueda vendrá a verte – le dije para consolarla.
Al día siguiente, cuando salí de casa, hacía una tarde encantadora.
El cielo tenía un color especial, y el sol brillaba como nunca.
La luna nunca había estado tan feliz.
Lucía Reina González. 3º C.
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